27 jun 2011

La culpa de todo la tiene Sigmund

“- Perdoname, no te quise decir eso…”
(De cómo no hay vuelta atrás cuando una comete un acto fallido)

Restaurant. Noche de sábado. Frío. Flashback a unos minutos antes.

Al otro lado de la mesa un muchacho. Potencial víctima para mi sábado a la noche.
Hace una hora que estamos sentados y tengo el cronómetro puesto: quiero que termine la cena y pasar a la segunda escena de esta noche… en su departamento.
Lo único que pienso es “me quiero ir a la cama con vos, me-qui-ero-ir  a  la-ca-ma  con-vos, me-quiero-ir-a-la-cama-con vos, mequieroiralacamaconvos…
Se produce un silencio incomodo en la trivial conversación que venimos teniendo, y para salir del paso, de manera casual le solicito el salero que está ubicado entre ambos…
Se lo señalo, y muy natural le digo “- ¿Me pasas la CAMA?
Él se me queda mirando, en silencio. SAL y CAMA son palabras que no se parecen en nada. No hay forma de pilotearla. No hay forma de decirle “te quise decir otra cosa, pasame la salcamota” o alguna otra estupidez que cubra lo que poblaba en realidad mi mente.
 “- Perdoname, no te quise decir eso…”
Tarde, muy tarde. Tengo un cartel de Se rifa colgado en la cabeza. 
(Díganme algo que no sepa…).


17 jun 2011

Configurar Etiquetas

Me cuesta aceptar que hay un escalafón afectivo. Marido, Pareja, Novio, Amigo, Compañero, “Huesito”, Conocido, Amigo-de-amigo, Desconocido. Es una categorización en relación a valorizar y cuantificar el afecto que- de alguna manera- nos suscita otro ser humano y su reciprocidad. Algunas categorías son arbitrarias. Otras, responden a una arquitectura especifica de dosificación.

No da para novio”, me dijo un femenino hablándome de un masculino que frecuenta con asiduidad. Ahí nomas tendría que haberle pegado un cadenazo en los dientes: la simple idea que alguien da o no da para algo me revuelve las tripas, como si fuera una materia prima a evaluar en su calidad de futuro producto manufacturado (novio, en este caso). "¿Me estás jodiendo?" le tuve que responder, a falta de mayores y contundentes argumentos. Dubitativa, pero convencida, el femenino argumento "Yyyy... no da, ¿viste?". No, no ví. 

En cambio si vi que, escalimetro afectivo en mano, medimos conductas, actitudes, comportamientos, palabras (o falta de todas las anteriores) con un escrutinio de Telebin Afectivo para evaluar todas las posibilidades y panoramas futuros… ¡¡¡no vaya a ser cosa que se nos enrede la nube de tags o avancemos en el cariño un centímetro más que el otro!!!

Tanto lio con la categoría para que después te terminen catalogando de Linda, Simpática o Tremenda Hija de Puta
Era más fácil si empezábamos por ahí…

11 jun 2011

RANKING, puesto número 3

Aclaro: No tengo criterio. Podría ser tranquilamente el puesto número uno.
Tiene todos los condimentos. Morocho, intenso, un tanto border. Adicto a la merca, autodestructivo, fiestero. El típico chico problemático, sensible y romántico que te dan ganas de regenerar.
Además Robert Downey Jr, canta, baila, y actúa, todo lo hace todo bien.



7 jun 2011

Game Over

El talento es un golpe de suerte.
El talento es 99% sudor, 1% inspiración.
El talento es algo innato.
El talento se aprende.
El talento se educa.
El talento se adquiere.

No tengo talento. Me hubiese gustado ser talentosa. Talentosa en algo. Un amigo me dijo hace poco “hay cosas que, si no empezas de chico, ya después de grande no tenes talento para hacerlas”. Terminante. Yo no empecé nada de chica: no hice deportes, ni fui a talleres literarios, ni aprendí ningún instrumento. No hice canto, ni danza, ni corte y confección. No saqué fotos, no dibujé, no hice experimentos. Ni siquiera hice cerámica o repostería. No hice nada más que jugar. Horas y horas eternas jugando sola (claro, hija única, ADEMÁS). Ahora resulta que soy una inútil con grandes capacidades lúdicas.
Me dije que me iba a tomar unos meses para desarrollar algún talento. Están por llegar esos meses, y no veo que vaya a despuntar ningún talento más que abrir la puerta para ir a jugar…. Porque ni coser ni bordar, evidentemente.


6 jun 2011

RANKING, puesto número 4


Estoy limada. No recuerdo cuando fue la última vez que mi cerebro funcionó como debería. Tengo que dispersarme con algo, y ahí me acuerdo: NO POSTIÉ EL SABADO.  Una puto foto de un tipo y me olvidé! Puta madre! Puta madre! Los tres seguidores del blog se van ofender y se van a ir a la mierda a otro blogdeminitapelotuda!!!Qué korno hice!!??? Agarrate Catalino: estuve intentando cambiar el mundo. Chan!
-Vestida con un minishort azul y estraples rojo?
(Ya me hablo y me contesto sola)
-Noo,  ojalá tuviera super poderes tipo Wonder Woman…ay! que la boca se me haga un lado, tomé como ejemplo a una bomba sexual icóno proyankee. Es que yo veía eso cuando era chica, menos mal que ahora los infantes pueden consumir felizmente a las producciones de Cris Morena con superhéroes rubios mezclados con la filosofía de Paulo Coelho, me quedo más tranquila. No vendría mal que canal Encuentro sacara un programa de superhéroes con la cantante de Tonolec como mujer maravilla. Me fui a la mierda. Siguiendo con el tema, acá en el apestoso mundo real las cosas pasan sin ningún glamour, no hay una lucha contra el mal, la lucha es en zapatillas y contra el sistema capitalista. Estuve en el 3°Foro Nacional de educación para el cambio social, todo muy lindo, mucha gente en morrales y pulloveres de lana de llama, a puro mate y locro. Ahora vine y me puse a escribir una crónica para otros compañeros. Y así tengo pila de cosas para hacer más por maña que por otra cosa. Por esa estupidez ingenua de  intentar algo. El mundo es una mierda. Ya lo sabemos. Y uno se desalienta cada tanto pero lo vuelve a intentar. No se si es más por inercia o por instinto de supervivencia. Mañana me voy a levantar con ojeras para ir a trabajar, pero no me importa.

Puesto número 4: RODRIGO DE LA SERNA.


Porque aparte de suspirar por política también con ésto suspiramos las mujeres.




Hermanos y detectives, para no ser obvias. Ni San Martín, ni Diarios en motocicleta, ni el lider anarquista en Lo que el tiempo nos dejó.


3 jun 2011

La humillación tiene cara de mujer



Hace poco discutíamos con Lía sobre las forradas del mundo femenino. Siempre discutimos sobre las pelotudeces que-nos-son-propias como minas, esas cosas que por una cuestión aleatoria y genital, solo nos toca transcurrir a nosotras. Claro que hay muchas cosas positivas, pero yo soy una persona negativa, así que solo puedo ver el vaso medio vacío y esperar que explote el mundo, se extinga la raza humana y se abra paso una nueva forma de vida.

Me excede y desconozco las humillaciones cotidianas a las que se somete un hombre por una cuestión aleatoria y genital. Pero si vivo en carne propia las humillaciones femeninas.


Hay 3 lugares denigrantes donde suceden las humillaciones más comunes: la peluquería, la depiladora, y el probador del local de ropa. Estos espacios supuestamente amigables esconden torturas físicas y psicológicas que van a terminar al otro espacio humillante (y que merece todo un apartado especial): el consultorio del Psicólogo.

La peluquería es la apoteosis tradicional del mundo femenino. Quizás sean los vapores del amoniaco, pero cosas extrañas suceden dentro. Por ejemplo, pensas que el pelo corto y rubio platinado te va a quedar bien, o que una permanente ochentosa es lo que se viene. Nadie te detiene y los muy sádicos te dejan proseguir bajo falsos argumentos. Vos te sentas en esa silla de tortura (que SIEMPRE  da a una ventana vidriada a la calle) y te dejas poner un gorro de goma donde te salen los pelos para afuera como si fueras una loca de aldea del medio evo, mientras lees obligada las novedades de Revista Paparazzi con un montón de otras gallinas ponedoras. Patético… e inevitable. 

Paralelamente nos vemos en la necesidad de someter al resto de nuestro cuerpo a otra tortura física: la depilación. Nos dejamos verter sobre el cuerpo una resina (muy) caliente, que literalmente nos arranca violentamente una parte constitutiva de la dermis, solo por un preconcepto cultural y estético. La humillación de estar peluda y en bolas frente a otra mina (la torturadora) se completa a partir de las posiciones denigrantes que la torturadora nos obliga a adoptar bajo el falso argumento que es “para hacer mejor su trabajo”. La humillación intenta ser aplacada bajo una obligada conversación coloquial o el más incomodo y profundo de los silencio entre los participantes.

No habiendo escarmentado lo suficiente, religiosamente nos sometemos a entrar en un espacio falsamente privado: el cambiador del local de ropa. Una incipiente cortina separa tu desnudez de una horda de consumidoras ansiosas por encontrar esa prenda que promete mostrarte como única, cuando hay- en realidad- en un sótano de Corea del Norte miles de personas zurciendo prendas EXCACTAMENTE iguales. No importa: tu pensamiento de unicidad es más, y te la llevas para probártela. Por supuesto: no te va a entrar porque la fisonomía de la Norcoreana promedio es igual a la de una nena de 12 años, por lo cual jamás te quedará la prenda, no habrá talle, la empleada del local te correrá la cortina cuando estés desnuda y empezarás a sentir culpa por esa alfajor Cachafaz que comiste hace dos semanas y hoy parece ser el responsable de todo. Finalmente, abatida y humillada, te calzás las mismas pilchas con las que ingresaste al establecimiento y te vas con la cabeza gacha, esperando mejor suerte la semana próxima, semana en la que te prometes que no vas a comerte ningún Cachafaz.

Y todo esto, ¿por qué?. ¿Para sentirte mejor “con vos misma”?. ¿Para sentirte plena y realizada?. ¿Para cumplir con un mandato cultural?. NO NENA, NO SEAS HIPOCRITA. Decila la verdad: el 90% de las cosas que hacemos es para encamarnos con algún pelotudo que anda dando vueltas por ahí.  Y sabés qué: me juego la cabeza que al tipo le importa un miembro viril toda la humillación que atravesaste.