30 abr 2011

Y colorín colorado...



Te queres hacer la moderna y decís que tenes de amigo, de re-amigo, de superamigo, a un mega EX. Como sos súper moderna hablas “de todo” con él… en realidad, se un poco honesta con vos misma: no hablas de todo, vos no le contás nada, lo que haces es seguir controlandolo a la distancia bajo la mascarita esa de amigota que te queda bien y te calza como zapatito de Cenicienta.
El muy pavote (porque hay que ser pavote…) te llama para contarte cómo anda.

Pavote:
- Estoy súper cansado.

Cenicienta:
- ¿Saliste anoche?

Pavote:
- Sí salí, estoy fusilado. Hoy no hago nada. Voy a ver si descanso un poco. Mucha actividad. 
A parte me descontrolé con los gastos.

Cenicienta:
-¿Qué hiciste?, ¿Fuiste al teatro, al cine, a un recital, a cenar, a un boliche…?

Pavote:
- Salí a cenar a un lugar lindo… a ese restorán que te gustaba a vos ahí por Palermo, ¿Te acordás?. 
Después fuimos a un par de bares… 
Y después un telo copado…

Cenicienta:
- …

Y ahí no más sentís como el veneno va corriendo por el torrente sanguíneo hasta hacer el camino inverso, subir por la aorta y llegarte al cerebro que crees que en cualquier momento te va a explotar y enchastrarse contra la pared como un cuarto kilo de carne picada. El veneno hace que te zumben los oídos y lo único que queres es darle en el ojo con el taco del zapatito de cenicienta a “tu amigo” y verlo desangrarse.

¿Sabes qué?: aguantatela por creerte los cuentos de hadas.
Moraleja: no se puede ser amiga de un Ex.

28 abr 2011

Bodoque

Estoy como Oj oiY8#io h hbu^ bz@ub ibhg vx xwty cbo ioºcni iewj74.
Tengo todas las palabras atoradas. 
Lástima que no haya un laxante para desobturar el transito lento del cerebro. 


Mis opciones son:
a) vomitar palabras, 
b) estar constreñida verbalmente 
c) arrancarme la cabeza.


Con el cerebro quemado no hay Agarol para que me haga sentir “liviana”…


26 abr 2011

TURRA

Detesto la incompetencia femenina.
Pero si hay algo que me revuelve las tripas, es la incompetencia masculina.
Tengo un compañero de trabajo que no soporto.
Él lo sabe, se me nota. MUCHO. Hace que trabaja, la dibuja, verdulea, mientras te tira el fardo que te estalla en la espalda como un piano lanzado de la terraza del edificio Kavanagh. Intento no dirigirle la palabra. Lo evito, lo estigmaticé como un pelotudo. Pero el me gana, es un forro que “se hace el boludo” PORQUE SE DA CUENTA. Es Dark Vader disfrazado de Drupi. El sabe que la unica manera que tiene de vengarse, de fastidiarme, es persiguiéndome. Me la está haciendo difícil. Está pegado como chicle en la nuca. Pegajoso. Imposible de extirpar. 


Chicle:
-Qué haces esta noche, salis?

Quemada:
-No, es LUNES...y trabajamos el fin de semana, estoy muerta.

Chicle:
-Tenés novio o alguien que te espere cuando llegues a casa?

Quemada:
-No.

Chicle:
Entonces, estas probando a varios muchachos?

Quemada (mirada fulminante): 
¡¡¡¡¡¡¡????????!!!!!! No te pienso contestar esa pregunta.

Chicle (queriendo arreglar el moco):
Jejeje, era un chiste

Si el pibe me caía bien por laburador, le retrucaba con otro chiste:
-Sí, no dejo muñeco sin cabeza.
Pero con éste me sale la turra de las entrañas.

22 abr 2011

Tercera del Singular.

Fue a una fiesta.
Bebió.
Bailó.
La fiesta se volvió un fiestón.
Habló hasta con los muebles.
Bebió, más aún.
Fumó algo.
Lo conoció a Él.
Dejó de hablar con todo el mundo y habló solo con Él.
Bailó un poco más.
Bebió un poco más
Se fue de la fiesta con Él.
Fue a la casa de Él.
La pasó bien.
La volvió a pasar bien.
La pasó MUY bien, otra vez.
Se fue y le dijo Toma mi número, llamame.
Él le dijo Mañana te llamo.
Llegó mañana.

Y AHORA COMO UNA REVERENDA ESTÚPIDA CRÉDULA DE TODA PAVADA QUE ME DICEN ME LA PASÉ TODA LA TARDE MIRANDO EL TELÉFONO A VER SI ÉL ME LLAMA.

(Escribir en tercera persona es más fácil que vivir en primera…)

(Ilustración de Montt)

14 abr 2011

Talking heads

(Mientras se carga el Google Chrome)
-Ah, volviste a escribir.
- Sí.
- Ah, que bueno. (Silencio sin asombro). ¿Otro blog?.
- Sí.
- ¿Y qué temática es?.
- No, no tiene temática.
- Cómo que no tiene…Bueno, una idea… (Desorientada) No sé, un tema...
- No hay idea, ni tema, ni nada. Escribo por que sí.
(Inquieta) - … ¿Pero de qué trata?.
- ¡Qué sé yo! Tengo gana de escribir y escribo. No tiene mucha más explicación.
(Levemente irritada) - Pero tiene que tener una temática, sino…
(Claramente irritada) -¿Sino, qué?, ¿va a venir la policía bloggera a pegarme?, ¿me van a multar por falta de tema?, ¿qué va a pasar?...
- …
- …
- Pero así es una garcha.
(Cerrando el Google Chrome)
- Sí, es una garcha. Dejalo ahí.

12 abr 2011

A LA MIERDA CON LO LITERAL:

No puedo contar sólo la verdad. No alcanza. Siento vergüenza.
Tampoco puedo mentir. No me sale. Es deshonesto.
Si yo te digo:

Me interpretas? Me seguís? Te lo subtitulo?

Me contestaste:
No es verosímil, tenés que contar algo que le pase a cualquiera.

Si no me crees es tu problema. Lee el horóscopo de hoy, identificate como un pelotudo y fumate el papel de diario. Si no lo entendés no me interesa. Tampoco es necesario. Me chupa un ovario.



Occseciva Saicoquiler



Tengo en la bandeja “borrador” del celular un numero que ronda entre los 5 y los 1.364.594 mensajes que no le mandé a Tarado-Que-No-Me-Da-Bola.
Por supuesto, mis mensajes son del tipo che, qué haces?, Nos vemos?. Y, claro, no sé los mando porque sé que me va a contestar una pelotudez atómica de esas como que esta con mucho laburo, que hoy JUSTO tiene clases de origami o que esta esperando al plomero en la casa y que no puede salir. Yo no entiendo las indirectas, eso esta clarísimo. 
Como no tengo ningún tipo de dignidad por mi misma, igual le mandé un mensaje: me respondió el fatídico “dele, vemos”. ¿Dale, vemos qué cosa?. ¿Qué hay que ver? ¡Veme a mi!
Obviamente, no sé cuál es el límite entre insistir y ser una Glenn Close en “Atracción Fatal”.
(Mmmm… me dieron ganas de comer conejo a la cacelora…)
 

11 abr 2011

Me cago en la entropía

¿Por qué un departamento de 65 metros cuadrados insume 6 horas de limpieza, y ensuciarlo me demora 25 milésimas de segundo?

9 abr 2011

Despertares

Así como hace unos meses me abandoné a mi suerte y abandoné otra aventura literaria, hoy mientras comparaba los precios de papeles higiénicos en la góndola del Disco (toda una aventura de regla de tres simple entre el concepto de la “doble hoja” y los “metros de papel”) no pude contralar la necesidad de volver corriendo a mi casa a escribir.

Ya tenía el changuito con las 4 estupideces que la vida en soledad nos requiere para subsistir (una caja de milanesas de soja, yerba, alguna fruta y-claro- papel higiénico), entonces me dije: ya estoy acá, pagó y me voy rápido a casa.

Me pongo en una fila de caja. Adelante mío se desarrolla una imagen clásica de la vida supermercaderil: una Cuarentona-bien-mantenida que habla por celular, mientras carga en sus brazos un bebé con el que tiene el mismo apego emocional que con 5 kilos de naranjas para jugo, y que complementa su corte de “familia tipo” con otro retoño, una Niñita-gritona que juega con un teléfono celular ficticio, en un claro entrenamiento de mímesis con la vida que le deparará el destino.

Uno puede adivinar mucho de las personas con solo ver el chango: qué hábitos alimenticios tienen, cuántos comensales disfrutaran de esa comida, cuál es su poder adquisitivo, etc. Un clásico sarazeo para matar el tiempo en la fila.

La Cuarentona-bien-mantenida comienza desarmar su chango repleto. Despliega sus productos como quien arma un desfile de modas: las cocas Light, los postrecitos Ser, las salchichas de Viena, los patys, los juguitos en cajita y deshidratados, los arroces ya pre-cocinados con salsa.... Empecé a ver que nada en ese changuito era “natural”, que todo estaba pre-elaborado… como esa familia tipo, como la señora-cuarentona-bien-mantenida, como el celular de juguete o como esas dos criaturas que habían venido al mundo vaya uno a saber para cubrir qué falta de la estúpida esa que seguramente nunca se había preocupado en su vida más que por la tintura, sus uñas esculpidas y que- por supuesto- jamás había cocinado algo en serio (lo puedo afirmar por ver el changuito).

Y ahí me corrió el escalofrío por la espalda: en ese acto de violencia iracunda contra una total desconocida me dí cuenta que había vuelto, que los meses en los que me había perdido y en los que no me habían dado ganas de escribir, habían terminado. Que esas vacaciones que le dí al mundo de mi misma podían darse por finalizadas.

Así que, desde hoy, sépanlo: volví, soy peor persona, y estoy llena de movidas de saraza.