20 nov 2011

Creatives Block


Domingo, a la noche. Efecto Domingo.
Domingo, a la noche, y además llueve. Efecto domingo elevado a la enésima potencia.

Hace un mes que no puedo escribir nada. Nada. Ni lista del supermercado. Ni completar un formulario de la AFIP.  Ni anotar ese dato fundamental que mañana voy a necesitar y que- cuando llega mañana- ya ni me acuerdo, y si tuve la suerte de retenerlo cinco micrones de segundo en la mente, seguro fue derechito a la papelera de reciclaje neuronal. Es una guerra encarnizada entre cualquier proceso de redacción y yo.

Estuve pensando seriamente en deshacerme de cuanta birome, lápiz, crayón a la cera, portamina, lapicera fuente, bolígrafo, 2B, carbonilla, fabercito, marcador permanente, microfibra, plumín y tinta china encuentre por ahí. Son objetos obsoletos en este momento.

La contracara es que estoy leyendo mucho. Claro, como no puedo escribir me flagelo con lo que otros sí pueden hacer. Y debo decir que hay mucho boludazo con acceso a la palabra. Me revuelco en el fango de mi propia soberbia cuando leo algunas cosas de “pseudos colegas” y me arranco las crenchas al grito de ¡Yo que soy una mina formada y esta pelotuda que tiene el cerebro quemado de amoníaco publica... y encima ESTO!. Y sí: prácticamente cualquiera puede hacer cualquier cosa. Yo pensaba que no, pero la verdad es que sí. A lo mejor debería cambiar de rumbo e incursionar en cualquier otra cosa, porque me siento como en un mal episodio de Si lo sabe,cante. Debería buscar la estupidez automática, presentarme a algún programa de talentos, vociferar algunas notas y dejarme de joder con esto de tener una profesión. O mejor me meto en un gimnasio, me pongo unas tetas desproporcionadas para mi estructura física, me practico una lobotomía y voy derechito para entrar en la próxima casa de Gran Hermano, por lo menos ahí lo ultimo que voy a tener que hacer es escribir (o pensar). Pero hoy no: es domingo, es de noche, y para colmo, llueve…


26 oct 2011

Escalofrío


Lo volvió a mirar como quien mira algo ajeno, algo que no le pertenece. Lo vio ir como un espejismo de viento y arena. Un escalofrío le recorrió el cuerpo y se instaló ahí, insolente, ocupando el espacio vacante de aquel que acababa de partir. Se hizo lugar entre las tripas para anidar sin fecha de salida, sin permiso, sin contemplar siquiera si en ese cuerpo había espacio alguno para que lo tomaran por asalto como residencia permanente. Tiemblan las autómatas partes por las olas gélidas de un mar inmenso y cínico. Una pleamar de un constante rugir ahogado.
No hay relato, trama o cuento. Solo estrellas parpadeantes en la noche; noche silenciosa que es abrigo insuficiente al frío.

7 oct 2011

SOMA


Doce de la noche. Cero horas.
Doy vueltas en la cama hasta enredarme en las sabanas como un bicho canasto aplastado por una F-100. Me levanto padeciendo en mi cuerpo la abstinencia de los fármacos con los que atravieso los días: un cóctel muy particular de Kerotolac, Clonixinato de Lisina, Ácido Mefenámico. Revuelvo el botiquín del baño solo para ver que no tengo ninguna de las tres drogas genéricas (ni de ninguna clase). Tampoco tengo cigarrillos. Tampoco tengo alcohol. Tampoco tengo dignidad. Y lo que es peor: tampoco tengo plata en la billetera.
Me pongo una campera y salgo a la calle en busca de un cajero automático y una farmacia de turno. Por supuesto: llueve y hace frío, aunque es primavera (creo que- tranquilamente- podría nevar con tal de llevarme la contra).
Diviso un cajero automático. Entro. Ingrese su Clave. Error humano: ingreso mal la clave. El cajero- como un David Copperfield cibernético- hace desaparecer mi tarjeta y con ella la ilusión de mi cóctel fármaco-molotov.  Me duele todo el cuerpo y creo que no tengo la fuerza para darle una patada al cajero y pegarle al duende que vive adentro administrando la plata y exigirle todo el dinero… ¿acaso no ve este objeto inanimado, el duende y esta noche de mierda que estoy desesperada, adolorida, y para colmo, humillada?
Mientras la garúa me moja el pelo en mi camino de vuelta, me fumo el último cigarrillo roto que encontré en un bolsillo de la campera. Ahí me acuerdo de Huxley y del soma, esa droga que los personajes de Un mundo Feliz se clavaban para inmunizar sus sentimientos de dolor. Que bien me vendría tomarme una de esas ahora
Reflexión: Que nunca les falta el Soma en el botiquín… o un buen LSD.


29 sept 2011

No me Río de Janeiro


Estoy sentada en un café con vista a la calle. La primavera llegó a Buenos Aires y todos parecen estar de buen humor… todos, menos yo, claro. Qué amarga, dirán. Y sí: soy amarga… casi agria. O bien, hiper-realista: la alegría es para aquel que tiene algún motivo REAL, TANGIBLE, CONCRETO para detentarla… lo demás son drogas baratas, excelentes mecanismos de negación o bien ausencia de materia gris.
Se me acerca el mozo y me pregunta qué quiero de tomar. Normalmente le diría un café, pero no: le pido un whisky. Son las seis de la tarde y me voy a tomar un whisky… y me lamento porque rige la ley antitabaco.
Mientras espero que nada suceda, entran dos chicas y se sientan en la mesa de enfrente. Ellas son esplendidas, todo es brillante y feliz ni bien entra en contacto con el oxigeno que respiran. Se la pasan hablando de lo bien que se la pasaron en Río, de las playas, del sol, de la comida. De Chuchi, Mechi, y Chachi. Se cuentan una y otra vez las mismas cosas que ambas ya saben y que ya se han contado. Mientras tanto, busco algún elemento punzante sobre la mesa para perforarme el tímpano, y a falta de eso, me encomiendo a todas las deidades para que el satélite de la NASA extraviado caiga precisamente en esa mesa, en ese bar, en este momento…
Pero no. La vida es fantástica y rutilante para ellas. No estoy segura, pero creo que están drogadas, niegan la realidad y además- claramente- les falta materia gris. En silencio apuro el trago y las dejo con su tornasolada vida. Ellas se Ríen de Janeiro. Yo, me cago en Buenos Aires.


13 sept 2011

Enredada


Hoy una persona-autorizada, haciendo una reflexión sobre el hecho que pienso demasiado las cosas en vez de hacerlas, me dijo que tenía una “madeja cognitiva” en la cabeza. Okey. Me dejó pensando. Primero porque no se tejer, así que hilos, lanas y mucho más deshilar una madeja es algo completamente exógeno para mí. Segundo porque, cuando desenrede la “madeja”, ¿qué carajo se supone que tengo que hacer?: ¿tejerme un sweater, ponérmelo como una capa de superhéroe y salir a conquistar el mundo? , ¿hacerme una frazada al crochet y tirarme a dormir?.
Siempre pensé que tenía un Corso de contramano en la cabeza. Por lo menos esa imagen incluye una fiesta, música, baile y a lo mejor sustancias estimulantes. Mucho mejor que la “madeja” que me da vieja tejiendo con un gato gordo y feo en el regazo.
Ahora me pregunto si fue un consejo o un insulto encubierto…


30 ago 2011

Loaded gun

(Algunas) 10 cosas que me dan ganas de pegarme un tiro:

  1. Las lobotomizadas madres primerizas.
  2. Los descerebrados que te hablan 2 horas de su vida sin que les hayas preguntado.
  3. Escuchar una canción en Grooveshark y que se corte cada un segundo porque se carga lento (equivalente para el youtube y similares).
  4. La gente que me habla de famosos.
  5. Tener mucho hambre a la madrugada y darme cuenta que no tengo nada para comer.
  6. Mirar como una estúpida el teléfono porque dijo que iba a llamar sabiendo que no-va-a-llamar.
  7. Querer leer un libro o ver una película y darme cuenta que lo/la presté y no me lo devolvieron (y no acordarme a quién fue).
  8. Los adictos al trabajo.
  9. Verme en una foto de hace 15 años.
  10. Los rankings.

24 ago 2011

Camila Vallejo

Ella nació linda, sabe que es linda. Se lo dijeron sus padres, sus novios, sus amigos.
Podría haber sido modelo, posar horas para las portadas de revistas de moda, vender desodorantes para hombres y cervezas en vestidos diminutos. Mostrar el culo, abrir la boca en tono sugerente. Podría estar de novia con un polista, un príncipe o un director de cine. Pero no. Su mundo no gira alrededor del espejo.

 Se crió entre militantes de izquierda. Estudió geografía, quizás inspirada en los recursos naturales que tiene la tierra. Y mientras se pensaba que la juventud chilena estaba adormecida, entre todas las voces que se levantaron para terminar con el sistema que endeuda a los alumnos universitarios, la sociedad chilena-machista y conservadora- tuvo que escuchar como presidenta de la Federacion de Estudiantes de la Universidad de Chile: a una mujer... hermosa.