26 oct 2011

Escalofrío


Lo volvió a mirar como quien mira algo ajeno, algo que no le pertenece. Lo vio ir como un espejismo de viento y arena. Un escalofrío le recorrió el cuerpo y se instaló ahí, insolente, ocupando el espacio vacante de aquel que acababa de partir. Se hizo lugar entre las tripas para anidar sin fecha de salida, sin permiso, sin contemplar siquiera si en ese cuerpo había espacio alguno para que lo tomaran por asalto como residencia permanente. Tiemblan las autómatas partes por las olas gélidas de un mar inmenso y cínico. Una pleamar de un constante rugir ahogado.
No hay relato, trama o cuento. Solo estrellas parpadeantes en la noche; noche silenciosa que es abrigo insuficiente al frío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Saraciame