31 may 2011

ENFERMOS, una introducción

Bloom:
-Cómo fue tu infancia

Penélope:
-Hacia cámaras con sandías

Bloom:
-Solitaria?

Penélope:
-A los cinco años, sufría urticarias, alergias y fiebre de heno. Entonces mi mamá me llevó al doctor y me hizo esa prueba en las que usan agujas para dibujarte en la espalda con diferentes toxinas y averiguar a cuáles eres alérgica. Al día siguiente entré, el médico me levantó la camisa y mi espalda estaba llena de verrugas, aceitosas, verdosas, mohosas. Era alérgica a todo. Entonces sellaron la casa con plástico y con un sistema especial de ventilación, y pase el resto de mi niñez y adolescencia encerrada adentro. Sola. Muy sola.

Bloom:
-Guau

Penélope:
-A los 19 descubrieron que en realidad era alérgica a la aleación de aluminio con la que se hacen las agujas hipodérmicas. Iba a irme, pero mi mamá enfermo y me quedé. Estuvo enferma mucho tiempo.

Bloom:
-Te sientes engañada?

Penélope:
-El truco para no sentirse engañada es aprender a engañar. Entonces decidí que no era la historia de una triste joven atrapada en una habitación que olía a medicina, malgastando su vida, cuidando a una moribunda que a veces odiaba. Era la historia de una joven que hallaba belleza infinita en todo, en cada cosa. E incluso amaba a la persona con la cual estaba atrapada. Me conté esta historia hasta que se volvió verdad.
Ahora, esto ¿me ayudó a escapar de una vida malgastada o me encegueció para no querer escapar de ella?
No lo se. Pero de todas formas, yo contaba mi propia historia.
Asi que, no, no me siento engañada.




Aclaro: la película no me gustó, el posteo es por otra cosa.

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