24 may 2011

El cartero llama dos veces.

Siempre quise tener un admirador secreto. Alguien que te escriba cartas en donde vuelca aquellas inverosímiles virtudes tuyas que solo pueden ser vistas por quien esta cegado por la pasión desmedida. Encontrarme con esos retazos de papel prohibidos en lugares insólitos o recibir sorpresivos y misteriosos regalos, como una suerte de búsqueda del tesoro que solo podría llegar a tener sentido para él y para mi.


La seducción epistolar se ha perdido por completo. Desvestir la personalidad del otro a través de cada curva de su caligrafía es un oscuro placer casi de antaño. Prácticamente nadie escribe cartas. Muchas menos personas creen que pueden seducirte con solo palabras. Y solo unas pocas son capaces de provocarte con vocales y consonantes un orgasmo de tinta y papel. La ardiente paciencia de buscar la palabra justa, la coma exacta, el adverbio perfecto, que describa y construya la cadencia de la respiración entrecortada de aquel que te seduce al oído, se ha perdido por completo. 


En cambio hoy,  si te mandan un mail con puntuación y gramática correcta, date por contenta. La seducción es concisa y concreta en el mensaje de texto: “Ns vmos hoy?”. Y la furiosa síntesis de todo lo anterior es el  pokeo/toque (según la versión) de Facebook. No hay nada más horrible que ese concepto. Ni siquiera es una palabra: es un botón. Es como un “euuu—chiiissstt” de la realidad. Como un empujoncito… ¿a quién mierda se le ocurrió que un empujón es seductor?. Si me empujaran en la vida real, los mandaría a la reputisima madre que los parió. Y de paso, les clavo un par de cartuchos de lapicera Parker en la cabeza... a ver si la tinta les refresca la memoria de cómo se seduce a una chica.


2 comentarios:

  1. No desespere, tal vez, y solo tal vez, en una puerta giratoria se cruce con alguno de ellos:

    "Si, señora; hay en la calle una nueva tribu urbana. Les dicen Hemos, pero ellos escapan a cualquier distinción. Son muchos pero son uno. Un patrón común y a la vez diferente los identifica y los confunde, por que rara vez estarán de a dos.
    Ellos se infiltran para solo pasar como si todo y nada fuera lo mismo y su sede esta en el bar, en la noche, en las iglesias de la desesperación, bajo los puentes del tren infernal, en hoteles baratos y en las casas de putas.
    Ellos no se peinan ni se visten; no se fotografían ni se miran al espejo, no llevan insignias ni brazaletes, pues ellos llevan una marca invisible, un estigma sutil bajo la coraza de piel y huesos, pues llevan la marca del Lobo. Y nadie puede unirse al club si no es por el tatuaje de nacimiento, por el fuego en los ojos y por la sangre en la cuchilla, pues ellos y cada uno son un dios, un profeta, un borracho, un sátiro, un ángel, un poeta, un santo y un loco.
    Tal vez, señora, haya visto alguno, con medio vaso de vino, sentado en la mesa del fondo, apuntando extrañas sensaciones en una gastada libreta de cuerina negra. Si le pregunta por ellos, lo negará setecientos setenta veces y su negación será la afirmación de la existencia de otro mundo dentro del mundo. Tenga cuidado de ellos y sobretodo evite mirarlos a los ojos, pues el solo contacto visual puede dejarle el corazón echo trizas".

    Sigo leyendo su blog. Saludinhios!

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  2. Mad:
    Me inunda la alegría por dos razones distintas, y sin embargo, coincidentes.
    Primero, saber que existen aun prosas masculinas por leer. Saber que se esconde en la ciudad toda un hechizo por descifrar detrás de esas Medusas acodadas y escondidas tras medio vaso de vino.
    Segundo, la grata sorpresa que en el éter de bits, ceros y unos, hay un alguien que lee, y hay un otro que escribe.
    Extrañamente, me siento plena.
    Laura

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